No soy racista...
Últimamente
esta frase la vengo escuchando muy a menudo o leyéndola en algunos comentarios cibernéticos.
La realidad es que cada vez que me topo con ella me causa cierto tipo de repulsión.
No es que la gente no tenga derecho a expresar lo que es y lo que no es, sino
que dicha expresión encierra una cantidad de matices que se deben evaluar con cuidado.
Aseverar
que no se es racista implica que la persona dentro de sí ha tenido un divergencia
entre lo que es blanco y lo que es negro y tiene que dejarle claro al mundo que en efecto no es racista y que de hecho es inclusivo con el que no es blanco.
Más allá de la sola expresión es como un salir del clóset de los que no ven el mundo de un solo color; es
el ‘’coming out’’ de los que fueron racistas.
El punto aquí
estriba en que una vez se es racista toda la vida se vivirá con esa demarcación
territorial en el sistema. Si una persona siente la necesidad de estar gritándole
al mundo lo inclusivo que es con los negros es porque dentro de sí hay una separación
taxativa entre lo blanco y lo negro.
Sin embargo,
yo no creo que ninguna persona que no sea blanca debería andar por la vida
buscando quien anda por ahí pregonando que no es racista para acercársele y no
sentirse rechazado. Ni que nadie deba andar con un cartel que diga ‘’hola, no
soy racista’’.
El término ‘’no
soy racista’’ más que ser inclusivo lo encuentro racista y discriminatorio
proveniente de alguien que se cree superior pero que entiende que dentro de sí está
haciendo un esfuerzo sobre humano para poder llevar la carga de darle el mismo
trato a un negro que a un blanco.
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